Este tipo lo supo hacer bien, cogió su gran afición por el fútbol y la realidad de los chavales del barrio, los puso en una olla y después lo cocinó a fuego lento. Así fue que Pepin Menjibar nos regalo un plato exquisito que llega a tocarte esa fibra invisible que nos hace ser humanos.
LA MARQUESINA
Numero 1 - noviembre 1997 - pagina 14
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LA MARQUESINA
Numero 1 - noviembre 1997 - pagina 15
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